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viernes, 7 de julio de 2017

Los estibadores vencen, la clase obrera gana



Eduardo Zorrilla
Portavoz de IU-Málaga para la Gente en el Ayuntamiento de Málaga y miembro de la dirección del PCA
Desde que el 11 de diciembre de 2014 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea  exigió a España la reforma de la estiba, el gobierno del PP demostró que su objetivo no era la estabilidad del sector. El Gobierno trató de aprobar un Real Decreto Ley sin apoyo alguno, ni de los sindicatos, ni de la patronal, ni del resto de grupos parlamentarios, recibiendo el primer gran varapalo de la legislatura.
Lejos de recibir el mensaje del Congreso, el Gobierno, con un modus operandi similar al utilizado para la aprobación de los presupuestos, se lanzó a la compra de votos a saldo, incluyendo los de la trama del “caso Palau”, para aprobar un nuevo Real Decreto.
El Real Decreto 8/2017 va mucho más allá de las exigencias del TJUE, y los trabajadores y trabajadoras han venido proponiendo soluciones posibles, algunas de las cuales llegaron a firmarse y acordarse con la patronal del sector.
Lo que realmente pretende el gobierno del PP es despedir progresivamente a los 6.200 estibadores de toda España, con un ERE encubierto y pagado con el dinero público, y sustituirlos con empleos precarizados. Para conseguir este objetivo, se ha puesto en marcha una campaña de demonización de los estibadores ante la opinión pública, un colectivo que ha demostrado ser un ejemplo de lucha y solidaridad obrera en todo el mundo con el que el gobierno quiere acabar.
Sin embargo, las condiciones laborales de los estibadores no son fáciles. Una parte principal de su sueldo depende de la productividad, y según su convenio pueden ser avisados tan sólo una hora antes para desempeñar su jornada. Tampoco se habla de la alta siniestralidad en los puertos.
La ruptura de la paz social en los puertos sin razones objetivas para ello, un sector en máximos históricos, pues ello ha supuesto ya pérdidas de más de 150 millones de euros en todo el país.
Tras casi cinco meses de conflicto desde que el Gobierno anunció su intención de liberalizar el sector de la estiba, los estibadores lograron romper la unidad de la patronal alcanzando acuerdos parciales con grandes compañías navieras a las que no le interesaba que la huelga continuara. Finalmente, la patronal tuvo que ceder y firmar un acuerdo que garantiza el mantenimiento del empleo y sustancialmente las condiciones de trabajo, desconvocándose los paros programados en los puertos.
Con este acuerdo se pone en principio fin a un conflicto que se extendía ya más de cuatro meses desde que a comienzos de febrero el Gobierno, con la excusa de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea,  emprendió la liberalización de la estiba.
La victoria de los estibadores supone no sólo un ejemplo de que con determinación y unidad se puede vencer las agresiones contra los trabajadores, que pretenden un retroceso en sus condiciones laborales, sino una victoria que repercute positivamente en el resto de la clase trabajadora. No en vano, para el gobierno del PP y la patronal, ganarle el pulso no era sólo un objetivo parcial, sino el primer objetivo de una serie de sectores en los que todavía se conservan algunos derechos laborales y un empleo mínimamente digno.
Por ello, han vencido los estibadores, pero ha ganado toda la clase obrera.

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