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domingo, 9 de julio de 2017

Manolo “Teniente”: “Sabra-Shatila y Kanafani. Segundo día en el Líbano”



Nuestros camaradas malagueños Manu Pineda y Manolo García “Teniente” están en el Líbano, en nombre del PCE para visitar las zonas de conflicto, tomar contacto con las organizaciones palestinas y libanesas que luchan contra la agresión sionista e imperialista y por la liberación de sus pueblos, así como mostrar la solidaridad de los comunistas españoles. El camarada Manolo “Teniente” nos envía unas excelentes crónicas que iremos publicando en esta página de su partido en Málaga.
Sabra-Shatila y Kanafani. Segundo día en el Líbano
Acompaño a Manu Pineda, responsable de la zona de Oriente Medio de la Comisión Internacional del PCE, a un viaje a Líbano que tiene como objeto visitar los campos de refugiados; Líbano con una población de unos 6 millones de personas, acoge a 1’5 millones de refugiados sirios y 400.000 refugiados palestinos. También vamos a realizar encuentros con organizaciones de izquierda y antiimperialistas. Nuestro interlocutor principal y anfitrión es el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), con ellos vamos a intercambiar opiniones, pero también con otras fuerzas palestinas como el Frente Democrático Popular y otras fuerzas de la izquierda palestina; también tendremos encuentros con organizaciones libanesas como la Organización Popular Nasserista, el Partido Comunista Libanés e Hizbulá.
Llegamos ayer día 6, cerca de las tres de la mañana a la ciudad de Sidón (Sayda en árabe) y nos alojamos en el domicilio familiar del camarada del FPLP, Adel, que vive con su mujer y dos niñ@s pequeñ@s. Adel además de brindarnos su casa, nos ayuda como guía intérprete; estudió durante 6 años Ingeniería Técnica en la ciudad de Santa Clara de Cuba, de ahí que domine el castellano. Ayer prácticamente, descansamos del viaje y visitamos el centro histórico de Sidón-Sayda, ciudad costera de Líbano con una antigüedad de más de 5.000 años, ya que fue fundada en la antigua Fenicia 3.000 años antes de Cristo.
Hoy día 7, hemos viajado a Beirut, unos 45 Km al norte de Sidón en línea recta por la costa. Hemos visitado el campo de refugiados palestinos de Sabra-Chatila (que ahora también acoge a refugiados de Siria); este campo se hizo famoso porque el 16 de Septiembre de 1982, las fuerzas de las milicias de la Falange Libanesa (fanáticos cristianos de extrema derecha) entraron en el campo que estaba custodiado por el ejército sionista de Israel, y durante dos días y dos noches, y ante la mirada impávida de los soldados israelíes, asesinaron a tod@s las personas que encontraron a su paso, unas 3.000 personas, registrando casa por casa. Se trataba de destruir y como apenas había hombres, mataron a niñ@s, mujeres (después de violarlas) ancian@s e incluso animales domésticos. El responsable militar sionista que permitió la matanza fue Ariel Sharon, que ante el escándalo internacional y en el propio estado de Israel donde se manifestaron cerca de medio millón de personas contra ese genocidio, tuvo que dimitir como Ministro de Defensa, aunque más tarde fue elegido primer ministro. Jean Genet, escritor francés, en ese momento en Beirut, cuenta de manera desgarradora en “4 horas en Chatila” su visita al campo cuando los cadáveres aún estaban amontonados en las calles y su sangre caliente.
En Líbano hay 12 campos de refugiados palestinos que albergan a más de la mitad de los aproximadamente 400.000 palestinos que viven en Líbano, descendientes de los que fueron expulsados en 1948 de sus tierras y sus casas de Palestina. El 11 de diciembre de 1948 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución 194, que condenaba al nuevo estado de Israel a permitir el regreso de los palestinos expulsados a sus casas o indemnizar por la pérdida de casa y bienes a quienes no quisieran regresar. El estado sionista de Israel nunca ha cumplido esa resolución sin que haya tenido ningún tipo de sanción internacional por ello y el número de exiliados palestinos que en distintos países esperan regresar a su tierra, sobrepasan los 5 millones.
En el campo de Sabra-Chatila viven unas 35,000 personas hacinadas en prácticamente 1 Km cuadrado, en bloques mal construidos y pegados unos a otros sin apenas espacio en las calles para circular que están abarrotadas de gentes. El grueso de la población está en paro ya que el gobierno libanés prohíbe que trabajen en la mayoría de los sectores económicos. Sobreviven a duras penas en la economía informal, de las ayudas de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) y los jóvenes son presas fáciles del clientelismo político o peor del trapicheo de drogas (la semana pasada murieron dos traficantes en un tiroteo que también se llevó por delante a una niña pequeña).
Nos reunimos en la sede del FPLP de Chatila con Safad Osman, compañera responsable política en el campo; nos habla de los problemas más acuciantes, la falta de trabajo, de agua potable (un pozo perforado abastece el campo, pero tan salada que la usan solo para aseo, y compran la que tienen que beber) de espacio para l@s niñ@s, del hacinamiento en una sola escuela en todo el campo, o de las condiciones de habitabilidad, que lleva a la muerte por electrocución en invierno a muchas personas al mojarse los conductos eléctricos que de manera caótica cuelgan por todas las calles junto a las tuberías de alimentación de agua.
El FPLP trabaja en la autoorganización de la gente. Nos enseñan un taller de costura (la de la foto que acompañamos) que van a poner en marcha la semana que viene, aún con un grave problema de financiación, ya que la electricidad necesaria para poner en marcha las máquinas les cuesta 266$ al mes que tienen que buscar; también nos enseñan un espacio, como un patio amplio, de los pocos existentes en el campo, para que puedan jugar l@s niñ@s. Safad nos cuenta que la gente es pesimista en su futuro, en sus posibilidades de regreso a Palestina, pero es la única esperanza que tienen y la fe de que tarde lo que tarde volverán. Otro compañero concluye que en una cosa están firmemente de acuerdo libaneses y palestinos; los primeros no les quieren dar la nacionalidad libanesa a los palestinos y estos no quieren la nacionalidad libanesa, quieren ser palestinos y volver a su tierra de Palestina.
Salimos del campo pero sin que haya una gran diferenciación en su entorno. Alrededor del campo viven en condiciones muy similares al campo palestino capas muy pobre de la población libanesa mayoritariamente de credo chiita; es la zona de Beirut donde los partidos chiitas Amal e Hizbulá tienen más influencia. Atravesamos un Check Point del Ejército Libanés que controla la entrada en la zona chiita y visitamos el cementerio palestino donde está enterrado Ghassan Kanafani, activista político y escritor muy querido y de gran popularidad entre el pueblo palestino, que fue asesinado, cuando contaba 36 años, por el MOSAD (Servicio Secreto del estado sionista de Israel) con una bomba instalada en su coche el 8 de Julio de 1972 en Beirut, que también mató a su sobrina que lo acompañaba; mañana 8 de Julio es el 45 aniversario de su asesinato.
Hay quien dice que si Mahmud Darwish representa la poesía palestina, Kanafani representa la narrativa, y específicamente la narrativa del exilio, a lo que suma su carácter multifacético, ya que fue historiador, pintor, diseñador, escritor y destacado periodista. Después de visitar su tumba, hemos acudido, ya en una localidad cercana a Sidón-Sayda, a un homenaje organizado por las Juventudes del Partido Comunista Libanés que ha consistido en la lectura de algunos textos de Kanafani y de un documental sobre su obra. No nos hemos enterado de nada porque todo era en árabe y ahí no teníamos traducción, pero hemos compartido la emoción y el respeto hacia la figura del intelectual militante al que asesinaron porque decían que su pluma era más eficaz que la lucha armada.
De vuelta a casa nos hemos tomado un helado en un chiringuito de los que está lleno todo el litoral, mirando la luna casi llena sobre un Mar (Bahar en árabe) que casi en línea recta nos lleva con la imaginación a la bahía de Málaga y al estrecho.

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